Nunca una noticia así nos alegro
tanto: ¡nos vamos al consultorio médico! Claro, que el matiz era importante
porque íbamos de visita, y así la cosa cambia. Fuimos pacientes modelos con una
disposición excelente. Nos prestamos voluntarios para que nos midiesen y
pesasen. También pasamos una revisión oftalmológica, tapándonos cada ojo para
revisar el famoso panel con las letras de distintos tamaños. Incluso nos
prestamos para una revisión dental. Seguro que sorprendimos a los médicos con
nuestro entusiasmo porque nos tumbamos contentos en la camilla y abrimos la
boca sin ningún miedo.
En nuestra visita, también comprendimos
la importancia de la higiene en los consultorios, por eso nos lavamos bien las
manos como hacen los médicos y enfermeras. Ahora entendemos porque cuando vamos
al médico huele todo siempre tan a limpio.
Además, nos enseñaron las
propiedades de los alimentos que son más importantes en nuestra dieta
alimenticia. Aprender fue divertido pero la mejor parte fue la de probar todo
lo que había en la mesa, y la de jugar con los juguetes que hay en el centro.